Hola amig@s,
A finales de agosto realicé una pequeña escapada fotográfica a Zakopane, al sur de Polonia, para visitar unas montañas que desde joven me han atraído poderosamente, Los Cárpatos. Esta cordillera montañosa es conocida por ser el hábitat natural del rey de los mamíferos europeos. Si África tiene al león, nosotros tenemos al oso pardo, y en la cordillera de los Cárpatos se concentra la mayor población de oso pardo del continente. Sabía que era difícil, pero interiormente soñaba con fotografiar un oso pardo durante los pocos días que iba a pasar en Zakopane. ¿Quieres saber si lo conseguí?
El reto que me había planteado era muy grande: aprovechar mis vacaciones a un lugar todavía desconocido para mi y montar un viaje fotográfico a las montañas de Los Cárpatos polacos donde quería, además de fotografiar paisajes, encontrar el rastro de grandes mamíferos como el ciervo, el lobo o puestos a soñar, el oso pardo.
La imagen que abre la entrada es una bonita panorámica del lugar en el que nos alojamos, el pueblo de Zakopane. La idea de este viaje era probar un nuevo objetivo gran angular, ideal para tomar imágenes de paisajes. Al fondo vemos los montes Tatras, frontera natural entre los países de Polonia y Eslovaquia, y parte de la cordillera de los Cárpatos.
Además de hacer rutas de senderismo alrededor de Zakopane, la excursión estrella era, por supuesto, la visita al lago Morskie Oko, uno de los lagos más famosos de Polonia. La traducción literal del nombre del lago es «ojo de mar» y se calcula que es el lago más extenso de los montes Tatras.
¿Cómo llegar al lago?
Para llegar al lago hay varias rutas de senderismo, algunas marcadas incluso como GR (rutas europeas de senderismo). Las distancias y tiempos que nos llevarán recorrer estas rutas también son variables. Desde Zakopane hay una ruta de unos 26 km hasta el lago. También podemos tomar varias lineas de autocares desde Zakopane que nos dejarán en un valle contiguo, a unos 9 km a pie del lago y con un desnivel de 1000 metros de ascensión. Esta es la ruta por la que yo me decanté, sabiendo que tenía pocos días.
Algo que no me gustó mucho y que tengo que mencionar es la sobremasificación que tienen tanto el parque natural como los pueblos de alrededor y en concreto Zakopane, que me recordó a una mezcla entre Baqueira y Oropesa del Mar. La subida al Morskie Oko estaba especialmente masificada. En la foto de la derecha podéis observar a un grupo de senderistas al comienzo de la ascensión hacia el lago.
A pesar de los 30 grados de temperatura y del desnivel a cubrir tomé mi tiempo para probar el nuevo objetivo, las vistas lo merecían, por supuesto. A izquierda y derecha del sendero nos encotrábamos con el rastro típico de árboles arrancados de cuajo que dejan las avalanchas invernales . Era un paisaje típico de alta montaña, que pocas veces se puede apreciar un un país como Polonia.
A mitad de camino de nuestra ascensión nos detubimos a descansar y apreciar uno de los paisajes más bonitos de la excursión. Nos encontrábamos a 1000 metros de altura y las montañas que teníamos enfrente podían elevarse otros tantos cientos de metros más sobre nuestras cabezas.
Aún así algunos turistas preferían disfrutar de un helado (¿os he dicho ya que hacía mucho calor?) en lugar de levantar la vista ante colosales montes.
En el ambiente se palpaba algo… no solo estábamos llegando (despacio y muertos de calor) a nuestro destino, ese famoso lago que parece un ojo visto desde el cielo, sino que nos estábamos adentrando en el territorio del oso pardo, el mayor depredador del continente europeo. Se calcula que en toda la cordillera de los Cárpatos viven alrededor de 7000 osos pardos, la gran mayoría en las regiones montañosas de Rumanía, pero yo sabía que en los Tatras se habían avistado osos pardos con frecuencia.
La subida al lago puede hacerse dura en algunos tramos, sobre todo si elegimos los meses de verano y las horas centrales del día. Pero poco a poco fuimos coronando la cima, hasta que por fin…
Quizá porque era verano, quizá porque después de la intensa subida me vi rodeado de turistas… pero el lago me pareció más pequeño de lo que me esperaba. Ni que decir tiene que conseguir una imagen del lago sin gente alrededor fue misión imposible. Por desgracia no pudimos hacer cumbre en los picos que se ven al fondo, los que mejores vistas del lago podrían ofrecernos, por supuesto. Pero ya sabemos que para nuestro siguiente viaje otográfico a los montes Tatras el reto es ascender por encima del Morskie Oko para fotografiarlo en todo su esplendor.
El objetivo gran angular cumplió las expectativas, como podéis ver en la imagen anterior. Una vez tomadas varias fotos parecidas había un poco de tiempo para entretenerse en los detalles que el lago nos podía dar y en concreto de usar el teleobjetivo para retratar uno de los picos mas famosos del Morskie Oko, como veis en la imagen de la izquierda.
Hecho ésto solo nos quedaba retomar de nuevo el descenso (¿alguien dijo helado de cucurucho?) buscando un refrigerio y una ducha fresquita.
Amig@s solo me queda despedirme con este post de nuestra escapada fotográfica a Zakopane… espera… quedaba algo por explicar, ¿verdad?… ¡Ah, si, el tema del oso!
Pues bien… según ascendíamos en busca del Morskie Oko mi sentido arácnido me decía que algo nos observaba desde un escondite seguro. Esa sensación nos había acompañado sobre todo en la parte final de la ascensión. Sentíamos unos ojos puestos sobre nosotros, los incautos turistas… ¿qué es eso que se mueve en aquellos arbustos?
¡Cuernos, veo cuernos! ¿Los osos tienen cuernos?… yo diría que no… creo que es momento de cambiar de objetivo y darle uso al telezoom que llevo a la espalda…
Si amigos, de buenas a primeras nos topamos con un pequeño ciervo apostado entre las rocas y alimentándose mientras nos observaba. Se sentía tan seguro en su refugio a unos 100 metros, separado de nosotros por un riachuelo y la tupida maleza, que nos permitió fotografiarle (o al menos la parte de su cuerpo que se observaba entre los arbustos) a placer.
Un ciervo de alrededor de 150 kg justo en frente de nosotros y sin ninguna intención de huir. Los ciervos con los que me he topado en la península Ibérica salen huyendo antes de que tu los detectes a ellos y solo te da tiempo a ver una sombra fugaz tras escuchar el pataleo de sus pezuñas. Los ciervos suelen ser huidizos por naturaleza, pero éste en concreto no tenía muchas ganas de escapar de nuestros flashes 😉
No encontramos ningún oso pardo… lástima… pero es lo que dan dos días y medio de viaje por los Cárpatos. En cualquier caso me quedo con dos datos objetivos: los ciervos son presas naturales de los osos pardos… y en mi visita al museo nacional del parque natural de montes Tatras me dijeron que se habían avistado osos pardos junto con sus crías durante la primavera pasada… o eso creí entender en mi humilde polaco 😉
En cualquier caso los montes Tatras merecen (y tendrán) otra visita mas larga en la que nos dedicaremos a buscar a conciencia al mayor depredador del continente europeo… pero eso será una historia para otro post 😉
Amig@s, un saludo y feliz comienzo de semana.
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