Hemos pasado 8 horas encerrados en un hide fotográfico observando el comportamiento de varias especies de aves rapaces y carroñeras. La experiencia vivida dentro del hide es algo único que jamás podremos olvidar. ¿Quieres saber por qué? Pues sigue leyendo y entérate de cómo tomar espectaculares fotos desde un escondite privilegiado.
Está claro cuales son las principales ventajas de tomar fotos desde un hide. El gran problema de fotografiar animales salvajes es que su comportamiento en la naturaleza puede ser impredecible. Pero… ¿qué ocurre si podemos minimizar ese problema?
Un hide nos permite tomar fotos escondidos, parapetados dentro de un pequeño recinto. Suele ser una especie de tienda de campaña, casucho o pequeño almacén, que aisla nuestros movimientos y gran parte de nuestros ruidos. Si además de ello promovemos activamente el que los animales se acerquen a ese hide, las fotos que conseguiremos serán espectaculares.
¿Y cómo lo conseguimos? Atrayendo a los animales con comida. Pero cuidado. No se trata de cebar a los animales con lo primero que se nos ocurra. Si de verdad queréis fotografiar desde un hide lo mejor será alquilar uno de ellos de manos de empresas profesionales que cuenten con todos los permisos necesarios y conozcan el comportamiento de los animales.
El elemento decisivo y más importante del hide es lo que llamamos un cristal espía. Pero me estoy adelantando a los acontecimientos… quizá algunos de vosotros no hayáis visto jamas un hide. Así que vamos por partes…
¿Cómo es un hide?
No hay una descripción sencilla. Hay muchos tipos de hides. Tiendas de campaña, escondites camuflados entre árboles y arbustos, pequeños casuchos… La mayoría de ellos tendrán cuatro paredes y un techo, aislándonos visualmente de los animales salvajes. Y como ya hemos mencionado, el cristal espía es lo más importante. Los animales no pueden vernos desde fuera ya que en ese lado el cristal es un espejo. En cambio, desde dentro podremos ver, fotografiar y grabar todos los movimientos de los bichos.
La calidad del cristal es lo más importante. La mayoría de los cristales espía tienen cierta coloración que filtra la luz. Pensad en el cristal tintado de un coche. Desde dentro del coche nos llegará menos luz de la que realmente hay. El cristal espía disminuye uno o dos pasos de luz. Es por ello que para compensar esa pérdida de luz necesitaremos un buen equipo, sobre todo objetivos zoom luminosos, de gran apertura de diafragma.
Si nuestro equipo es más modesto tendremos que ponerlo a prueba en condiciones extremas. Subir el ISO, abrir el diafragma al máximo y confiar en que la velocidad del obturador será lo suficientemente rápida como para congelar el movimiento y obtener imágenes nítidas. A pesar de disparar cómodamente escondidos en una pequeña casa, la mayoría de los consejos del artículo fotografía de aves nos ayudarán a conseguir mejores fotos.
Accesorios y comodidades dentro del hide
Si el cristal espía es lo más importante del hide, tampoco podemos olvidar el resto de accesorios que nos ayudarán a estar más cómodos dentro de él. Tened en cuenta que en función de la especie a fotografiar tendremos que estar varias horas dentro de un pequeño espacio sin movernos, sin hacer ruido y por supuesto, sin poder salir a nuestro antojo. Lo fundamental no es hacer fotografías, sino molestar lo menos posible a los animales mientras hacemos fotografías.
En algunos hides tendremos que entrar antes del amanecer y permanecer allí hasta la caída del sol. Ya imaginareis que necesitaremos llevar algo de comida y agua para aguantar tantas horas allí. Algo de abrigo no vendrá mal, en función de la temporada del año. Los hides son espacios minimalistas que no suelen tener calefacción.
Y los más avispados ya os habréis hecho la siguiente pregunta… ¿Cómo hacemos para ir al baño…? Pues en estos casos hay que ser creativos y aprovechar los recipientes de bebida que vaciemos durante el día.
Otro accesorio de vital importancia son los pañuelos y paños para limpiar el cristal espía antes de comenzar la sesión. Cuanto más limpio mantengamos el cristal mejores fotos tendremos. Algo que no se suele tener en cuenta es la posible condensación de vapor de agua al estar respirando en un espacio pequeño. El vapor puede empañar el cristal y las lentes de nuestros objetivos.
Por lo demás… hay cientos de hides diferentes. Algunos tienen una triste silla, otros tienen cómodos sofás o incluso literas donde colocar un saco de acampada. Incluso algunos suelen tener un pequeño reservado a modo de baño, aunque por supuesto, no hay agua corriente ni luz eléctrica ni nada que pueda emitir sonidos al exterior. Los animales sabrán que estamos allí por el olor, así que lo mejor es no emitir ruidos o provocar destellos de luz indeseados.
¿Pero cómo es la experiencia dentro del hide?
Este tipo de experiencias dependerá mucho de la especie que vayamos a fotografiar. Las aves suelen ser mas recelosas que los mamíferos a la hora de acercarse, incluso cuando hay comida de por medio. Mi experiencia particular fue emocionante y agónica a partes iguales.
Durante las 3 primeras horas me limité a estar sentado viendo como grandes trozos de carne se pudrían al calor de los rayos de sol. Algunos cuervos se posaron en las ramas de árboles cercanos y pequeños pajaritos revoloteaban sin cesar alrededor del hide.
Pasadas esas 3 primeras horas una gran sombra se proyectó sobre el suelo delante del hide. Algo GRANDE estaba sobrevolando parsimoniosamente la zona, pero no podía verlo ya que el techo del hide tapaba gran parte del ángulo del cielo. Mi primer pensamiento fue escuchar en mi cabeza la banda sonora de la película tiburón. Sentía que algo muy grande revoloteaba a mi alrededor pero no podía verlo, y eso, a pesar de estar preparado para la situación, me puso el corazón a mil por hora.
Tímidos acercamientos
Pero la primera especie en aterrizar no fue el buitre, sino los milanos. Negros y reales, ambos comenzaron a comer con tímidos ataques en los que se lanzaban de cabeza y arrancaban pequeños pedazos de carne en pleno vuelo. Ya os dije que las aves en estado salvaje suelen ser muy recelosas a la hora de comer junto al hombre.
Cuando por fin se decidieron a posarse empezó el verdadero espectáculo. Mientras los milanos se alimentaban en tierra, los primeros buitres leonados se posaron sobre los árboles cercanos ahuyentando a los tímidos buitres.
Y llegó la marabunta…
Y entonces llegó la marabunta. El primer buitre se posó, ahuyentó a algunos milanos a una esquina con muy poca carne y movilidad. El resto de buitres se posaron poco a poco. Buitre leonado pero también el esquivo y majestuoso buitre negro. Entonces el ruido y el caos se apoderaron de la situación. Los buitres se atacaban unos a otros para quitarse pedazos de carne de la boca, espantaban a los milanos y a los pequeños alimoches mientras desgarraban tejidos, rompían huesos… ese ruido era espantoso.
Tras 5 horas de banquete toda la carne había desaparecido. Fue una visión pavorosa. Tengo 1200 fotografías tomadas en tan solo 5 horas y puedo aseguraros que muchas de ellas son sólo para estómagos fuertes.
Es una sensación muy extraña. Los aficionados a la observación de fauna salvaje utilizamos de vez en cuando los hides para tomar fotos mas cercanas de animales esquivos y tímidos con el ser humano. Para ello los atraemos con comida. Sabemos que lo que vamos a observar no es un plato de buen gusto, pero al mismo tiempo sentimos la imperiosa necesidad de fotografiar y mostrar después estas imágenes.
Entre foto y foto saqué un poco de tiempo para grabar algunos vídeos. La calidad no es buena y el audio no existe, pero puedo asegurar que el sonido en ese momento era aterrador. Decenas de buitres esperaban su café y puro después de haber acabado con 80 Kg de carne.
…Y después la calma
Tras 8 horas de encierro la calma llegó al hide. Los buitres fueron despegando poco a poco cuando se dieron cuenta que ningún camarero les traería el postre. Fue una despedida lenta que me permitió tomar las últimas fotos de todas las especies que se habían posado para el banquete. Buitre leonado y negro. Milano negro y real, alimoche, cuervos…
Tras permanecer un rato en silencio y asegurarme que TODOS los animales habían levantado el vuelo pude salir del hide… Esta es la última de las precauciones que debemos tener en cuenta cuando fotografiemos desde un hide. Tenemos que entrar en él antes de que los animales se acerquen y no podremos salir hasta que estemos seguros de que todos los animales se han ido. La norma general es que los propietarios del hide suelen venir a buscarnos cuando todo a terminado, y hasta que ellos no aparecen nosotros no debemos salir al exterior.
Y así termina el relato de una de las experiencias más impresionantes que podemos vivir en contacto con la naturaleza. Utilizar un hide, siempre aconsejados por profesionales del sector, nos puede aportar no solo impactantes fotografías, sino un recuerdo espectacular que perdurará en nuestra memoria para siempre.
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