Hola amig@s,
hace unas semanas tuve la oportunidad de fotografiar un pequeño rebaño de cabras montesas. Fue algo inesperado, de esas veces que vuelves a casa con la cámara en el asiento del copiloto después de un día entero fotografiando otros bichitos, y de repente, tras un par de quiebros del camino… allí aparecen, casi a las afueras del pueblo, comiendo tranquilamente, sabedoras de que a pesar de estar fuera de su terreno natural, nadie las molestará porque tienen la suerte de vivir en eso que los humanos llamamos la España vaciada.
Las fotos de este artículo fueron tomadas hace casi un mes, a mediados de marzo 2023. Yo estaba pasando unos días en una de esas zonas que ahora se han dado en llamar de «la España vaciada». La verdad es que estar en estas zonas fuera de temporada alta, en las que no vive prácticamente nadie y que solo reciben turismo unos pocos meses al año es un privilegio hoy en día. Pocos humanos podemos disfrutar de las maravillas de la naturaleza, cuando la dejamos campar a sus anchas.
Por ejemplo, y en este caso concreto, jamás hubiera esperado ver un gran grupo de cabras montesas a las afueras de una pequeña aldea. que en verano recibe a 300 hijos del pueblo. Los mismos hijos del pueblo que durante el siglo pasado fueron abandonando la aldea porque no había trabajo ni recursos. Ahora esa aldea permanece vacía, prácticamente 10 meses al año.
¿Seguro que son cabras montesas?
Las cabritas han aprendido que durante esos meses de tranquilidad, cuando no se escuchan coches ni voces humanas, pueden bajar de los riscos y las montañas hasta las afueras del pueblo, y pastar con total tranquilidad sin tener por qué hacer equilibrios arriesgando los tobillos 😉
Así que cuando las localice a escasos 100 metros de la entrada al pueblo lo primero que pensé fue ¿seguro que son cabras montesas? En efecto. Aquellas cabras no estaban en su lugar, o aquel lugar no era el adecuado para ese grupo de cabras…. algo no cuadraba en la imagen.
Pero si, eran cabras. Inconfundibles con esas manchas negras en las patas, esos fuertes músculos, mucho mas desarrollados que en ciervos o corzos. Además, hay quién en la distancia podría confundirlas con corzos, si no sabe distinguir ambas especies bien, pero los corzos suelen tener un penacho blanco por cola y un color mas grisáceo en su cuerpo. Mientras que las cabras presentan un color mas pardo marrón, y una cola de color negro muy característica.
Además los cuernos de las cabras montesas desarrollan un dibujo y una curvatura muy característicos incluso siendo todavía ejemplares jóvenes.
Entorno habitual de la cabra montés
Así que… si. Mis ojos no me engañaban. Aquello era un grupo de cabras montesas. Aún así yo permanecí estupefacto. No me podía creer que un grupo tan grande estuviera pastando tranquilamente, como un rebaño de ovejas, a las afueras de un pueblecito… y que además, me permitieran acercarme hasta una distancia ridícula, ¡casi 100 metros!
Y algunos me diréis eso de «pues yo he subido a la sierra de Madrid… o al circo de Gredos… y ya en el parking hay siempre un grupo de cabras que no recelan de los humanos». Lo se, yo también he visitado esos lugares. Pero en esos lugares de turismo masificado el espíritu de la cabra montés ha quedado casi reducido al de un gatito casero.
Les encanta acercarse a los humanos, esos animales bípedos tan raros que siempre llevan comida escondida entre papel de aluminio brillante y raro.
En cambio, el lugar en el que yo me encontraba es conocido por ser una zona de extensa y larga tradición de caza mayor. En la zona en la que yo me encontraba, los animales jamás se acercan a los humanos, ya que sus experiencias con humanos casi siempre conllevan ruidos de disparos, sangre, dolor y posiblemente muerte.
Es por ello que en la zona en la que yo me encontraba, las cabras montesas se han confinado en los escarpados riscos, los quiebros y requiebros de los barrancos del río Tajo. No es fácil verlas durante el día. Pero los animales no son tontos, y cuando la situación está relajada, ellos también tienden a relajarse. Y eso es precisamente lo que pasa en estos meses fuera de la temporada veraniega y turística. Pueblos vacíos, campos de cultivo casi abandonados… los animales campan a sus anchas por una región que hace 50 años era muy diferente.
Por eso me encanta mi «trabajo»
Y es por eso que me encanta este «trabajo» de divulgación que hago con el blog de Fotogario y el canal de Youtube. Me encanta pasar días perdido en la montaña o el bosque, en plena temporada baja, visitando lugares semi abandonados en los que la naturaleza y los animales han recuperado poco a poco espacios que habían perdido.
Ayer encontramos un grupo de cabras montesas comiendo tranquilamente.Hoy no descansamos y ya tenemos nuestro almuerzo….hoy vamos en busca de aves esteparias (Publicado en Facebook)
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