Hola amig@s,
en nuestras cortas (aunque intensas) vacaciones navideñas, Fotogario aprovechó para visitar el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Teníamos muchas ganas de visitar este parque en el que los animales se encuentran en régimen de semi libertad, lo que no esperábamos era alguna de las sorpresas con la que nos encontramos. Y tu… ¿conoces ya el parque?
¿Qué es Cabárceno?
Cabárceno es un parque natural situado 15 km al sur de Santander (Cantabria) y que se extiende a lo largo de varios montes en lo que hace años era una mina de hierro a cielo abierto. De ahí el color rojizo tan característico de la tierra que podréis apreciar en alguna de las fotografías e incluso en la piel de algunos animales 😉
El parque tiene 750 hectáreas de tamaño y no hay una definición sencilla para describirlo. No es un zoológico ni tampoco un parque natural al uso. Es una especie de safari park, readaptado a partir de una mina, en el que los animales disponen de grandes (enormes) recintos en los que conviven, se alimentan, descansan, se aparean…
Cabárceno se puede recorrer andando, aunque no lo recomiendo porque es demasiado grande. La mayoría de los visitantes lo recorren en su propio vehículo. También se puede utilizar alguna de las 3 líneas de telecabinas del parque, desde las que se tiene una visión «diferente» de todo el perímetro.
La única actividad humana visible es la de la alimentación de los animales. Por supuesto, están confinados en grandes recintos adaptados entre los montes y repechos de la mina, primero por su propia seguridad, y segundo por la seguridad de los propios visitantes.
Y es que Cabárceno reúne mas de 150 especies diferentes de animales de los cinco continentes. Entre ellas algunos de los grandes depredadores africanos y europeos. Yo ya había visitado otros zoológicos en el pasado pero Cabárceno no se parece en nada a un zoológico… aunque tampoco a un parque natural.
La gran sorpresa de Cabárceno
Creo que la mayor sorpresa que nos ofreció Cabárceno fue la oportunidad de ver a un gran grupo de osos pardos en plena actividad. Quizá a vosotros no os parezca extraña la siguiente fotografía, así que permitirme que os la explique:
Esta fotografía resulta extraña en primer lugar porque los osos no suelen formar grupos. El oso pardo es un animal muy esquivo. En su hábitat natural los machos (solitarios) suelen tener su propio territorio que defienden con garras y dientes. La única posibilidad de ver a un grupo de osos juntos en la naturaleza es cuando se trata de una hembra con sus crías, no mas de 3 o 4 por camada.
Pero en Cabárceno, por seguridad, se ha confinado a los osos en un único recinto. Nosotros tuvimos la suerte de llegar en el momento en el que se les servía la comida. Por eso el grupo se amontonó en torno a los puntos de alimentación. Teniendo la comida asegurada no es necesario competir ni luchar por el territorio, y los osos «toleran» estar agrupados, cosa que no harían en estado natural.
Pero esta fotografía también resulta extraña por una segunda razón: la época del año en la que se ha tomado. 28 de diciembre. En invierno los osos pardos europeos suelen hibernar en cuevas y oseras improvisadas por ellos mismos. En esta época del año la cantidad de alimento disponible desciende y los osos necesitan gastar más energía para comer. Por ello la hibernación es fundamental. Pero en Cabárceno tienen el alimento asegurado. Además, las temperaturas que teníamos ese día rondaban los 15ºC positivos… el cambio climático.
Y de repente un lince boreal
Otra de las sorpresas que nos deparó el parque fue poder ver 2 ejemplares de lince boreal. Un animal al que, personalmente le tenía muchas ganas. Es el mayor lince de todas las especies europeas, un poderoso cazador que habita en los bosques del centro y el norte del continente.
Llegados a este punto tengo que hacer mi primera queja. El recinto del lince era demasiado pequeño para ambos ejemplares.Estos animales están acostumbrados a disponer de un territorio de caza muy extenso y en Cabárceno es apreciable a simple vista el estrés al que están sometidos ambos animales al estar confinados en un minúsculo cubículo.
Halcón peregrino
si habéis seguido el blog sabréis que alguno de los proyectos para este 2017 pasa por un estudio de la fauna urbana que podemos encontrar en la ciudad. En el recinto dedicado a las aves de Cabárceno tuve la oportunidad de fotografiar a uno de los animales estrella de este proyecto, el halcón peregrino.
El halcón peregrino es el ave perfecta, no importa si evaluamos su velocidad, agilidad, ratio de aciertos al cazar… Diseñado para volar a grandes velocidades (de hasta 400 km/h), el halcón tiene un sistema de visión cuatro veces mejor que el del ser humano que le permite seguir en todo momento a su presa y tener una imagen mental en 3 dimensiones de su posición y velocidad. Su cuerpo está diseñado para resistir no solo las grandes velocidades sino fuertes deceleraciones y giros en el aire mientras persigue a sus presas.
El posado de la tarde
El posado de la tarde lo ofrecieron un león y una leona. Caía el sol cuando encontramos el recinto de los leones y pudimos tomar esta hermosa fotografía. Me encanta la mezcla de fuerza y expresividad que transmite esta imagen.
¿Qué más podemos decir de los leones? Una de las especies más estudiadas y controladas del continente africano. La única especie felina que convive y caza en grupo como si fueran una manada de lobos. Hay muchos animales poderosos (e incluso temibles) en África, pero el león es «El Rey», la máquina perfecta.
Y cómo no, la nota curiosa
Justo antes de abandonar el parque de Cabárceno decidimos echar un último vistazo al imponente recinto de los elefantes. En realidad, el recinto es tan grande que incluye una decena de elefantes y también búfalos de agua, cobolichis, jirafas, etc.
La nota curiosa la puso uno de los elefantes fotografiados. No nos dimos cuenta hasta revelar las imágenes de la toma que habíamos realizado. Pero como dicen los sabios… una imagen vale más que mil palabras.
Amig@s, comenzamos un año cargadito de novedades y sorpresas. ¡No os lo perdáis!
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