Hola amig@s,
han pasado algunas semanas desde mi último artículo, el último proyecto del año 2015. Tras acabar el año con un viaje fantástico por la costa inglesa necesitaba descansar con unas largas vacaciones y reflexionar sobre la función que el blog tendrá en este año 2016. ¿Cómo comenzar el año tras la última gran escapada? Y aquí está la solución: volver a los inicios de la fotografía, la fotografía química (o mal llamada) analógica.
¿Qué es la fotografía química?
El término fotografía analógica se emplea como antónimo para designar todo lo contrario a la fotografía digital, es decir, a todo tipo de fotografía de carréte, argéntica o de película. Pero en realidad la descripción más acertada es la de fotografía química, ya que es aquella fotografía en la que se utilizan soportes químicos, como las películas fotosensibles o las ya muy muy antiguas placas fotosensibles.
Mis primeros pasos en el formato medio
La imagen que abre esta entrada es una de las fotografías incluidas en el primer carrete de formato medio (120 mm) que he disparado. La historia comienza hace 8 meses, cuando en uno de esos ataques de locura transitoria que me suelen dar se me ocurrió comprar una cámara de formato medio de enésima mano: una Pentacon Six.
Resumiendo: esta es una cámara completamente manual, con la que tenemos que controlar antes de disparar todos los parámetros y la luz que vamos a dejar pasar y que imprimirá la imagen en el papel fotosensible.
Es por ello que he pasado 8 largos meses haciendo pruebas con ella. El carrete de 120 mm que utulicé permite realizar 12 fotografías, así que el primer paso es pensar muy bien, antes de disparar, qué tipo de imágenes queremos tomar.
Por supuesto, de este primer carrete han surgido cosas mejores y peores. Era «mi primera vez» con un trasto como este y al principio me costó controlar la cantidad de luz exacta para no quemar (sobreexponer) o dejar muy oscura subexponer) la imagen. Pero al menos se que la cámara funciona. Cuando compramos una cámara de este estilo que ha pasado por varias manos siempre se corre un riesgo.
¿Para qué voy a utilizar este trasto?
Espero pasar grandes ratos con este bicho en los próximos meses y obtener fotografías muy interesantes. Es una maravilla tener en la mano negativos de tamaño 6×6 cm y observar la calidad de las fotografías. El próximo paso (y además lógico) será revelar yo mismo los carretes que dispare con ella. Estoy preparado para ello y tengo localizados los líquidos imprescindibles… aunque hacer experimentos a mi edad en el baño del apartamento me da reparo, jajaja.
Esta cámara (y el formato medio) son perfectos para hacer fotografía de paisaje. Una técnica relajada y pausada, utilizando un trípode y reflexionando muy bien antes de disparar sobre la imagen que queremos obtener. Prometo manteros informados sobre mis próximos pinitos en la fotografía química.
Amig@s en un mundo cada vez más digital y acelerado es gratificante tomar un poco de tiempo de vez en cuando para volver a los orígenes y disfrutar de una fotografía más relajada. Os invito a probar con una cámara de carrete y experimentar con ella durante unos días.
Un saludo para tod@s.
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