Hola amig@s,
ya sabéis que uno de nuestros últimos viajes con Fotogario ha sido a Escocia en busca de un pájaro muy peculiar. Pero en nuestro viaje también tuvimos que enfrentarnos a las inclemencias del tiempo y a lo que posiblemente sea el ejercicio fotográfico más complejo y difícil: disparar desde un barco en movimiento. ¿Quieres saber por qué esta disciplina es una de las más difíciles? Pues sigue leyendo, porque también descubrirás mis pequeños trucos y consejos para mejorar tus fotos marítimas 😉
Esta fotografía puede parecer fantástica. Dos delfines nariz de botella saltando por delante de un pequeño barco. Pero…. ¿Fíjate en el cielo? ¿Has apreciado también la linea de costa? El cielo está quemado y ocupa muy poco espacio en la imagen. Dos problemas diferentes con orígenes diferentes y soluciones bien distintas. En cuanto a la línea de costa, también es obvio que está torcida, dando un efecto óptico terrible.
La foto más difícil
Si amig@s, disparar desde un barco en movimiento es quizá la disciplina fotográfica más difícil. Y no estoy hablando de esos gigantes marinos en los que nos vamos de crucero. Estoy hablando de pequeños barcos con capacidad para 15 o 30 personas, esos barcos que en mar abierto bailan y se bambolean como una cáscara de nuez. Es en este tipo de barcos cuando nuestra pericia fotográfica se pone a prueba. ¿Sabéis cuantos factores pueden influir cuando fotografiamos desde un barco?
Te doy una pista. Supongamos que disparamos desde un barco que se mueve (y mucho) a un animal que también se mueve. Además, la distancias a las que nuestro sujeto se encuentra serán en la mayoría de los casos lejanas. Necesitaremos teleobjetivos, que son mas sensibles a las vibraciones. Si el teleobjetivo no es el mejor (y más caro) del mercado, también nos veremos obligados a subir ISO y bajar velocidades de disparo. El número de factores que puede arruinar la foto crece por momentos. Déjame que te resuma todos esos factores en 4 grupos fundamentales.
El enfoque, nuestro enemigo a batir
El enfoque será nuestro principal enemigo en este tipo de fotografía. El movimiento del barco unido al del animal que vuela convierten la fotografía en un ejercicio de esos de «si un tren sale de Pamplona…». Cualquier fotógrafo de fauna te dirá que esto se soluciona con una cámara de última generación y configurando bien el modo de enfoque. ¿Recuerdas que ya hablamos de los modos de enfoque de las cámaras réflex?
Pero claro, si no tienes los pudientes para una cámara de última generación tendrás que fotografiar con lo que tienes a mano. Yo no me la juego. En estos casos me voy a un modo de enfoque automático continuo (AF-C en nikon, AI-Servo en canon). Este modo de enfoque mantiene en foco (en teoría) al objeto que se está moviendo mientras mantengamos pulsado el botón de enfoque. Pero como ya podréis imaginar, enfocar un pequeño animal alejado de nosotros y que vuela a gran velocidad no es fácil.
Un consejo útil, si es que vuestra cámara lo permite, es disociar el botón de enfoque del botón de disparo. Muchas cámaras tienen un botón AE-L/AF-L en la parte trasera, junto al visor. Si configuramos ese botón para que sea nuestro botón de enfoque, no tendremos que mantener pulsado siempre el botón de disparo hasta medio recorrido para enfocar. Puede parecer complicado al principio, pero todo es acostumbrase, y en fotografía de fauna y de deportes, disociar el enfoque del disparo aumenta las probabilidades de tener más fotos enfocadas al final de la sesión.
La luz, esa variable imprevisible
Fotografiar en escenarios naturales siempre es difícil. La luz natural puede cambiar rápidamente y jugarnos malas pasadas. Si además flotas sobre un barco e intentas aislar a esa pequeña ave entre una gran masa de agua, con un cielo completamente nublado y plomizo… tendremos pocas opciones para jugar con los contrastes.
Si nuestros ajustes no son los adecuados obtendremos fotos subexpuestas y con poco contraste. Revisar nuestro histograma frecuentemente es la manera más simple de saber si lo estamos haciendo bien o no. Y por mucho que los profesionales te recomienden disparar en modo manual para controlar todos los parámetros posibles… ¿por qué arriegarse? ¿Por qué no dejar que nuestra cámara decida algún parámetro por nosotros?
Algunos fotógrafos de deporte te recomendarán que utilices un modo de disparo con prioridad a la obturación (S o Tv). Pero si tu teleobjetivo no es muy luminoso yo prefiero el truco contrario. Utilizo el modo de disparo con prioridad a la apertura (A o Av) dejando fijo como parámetro el valor de apertura de diafragma más bajo que me permite mi teleobjetivo o la combinación de tele + multiplicador de focal. De esta forma me aseguro que el diafragma está a su máximo valor de apertura posible y puedo jugar combinando valores de ISO y velocidades de obturación.
La velocidad nuestra verdadera limitación
Tercer gran problema… la velocidad de obturación. Dependiendo (como siempre) de nuestra cámara y sobre todo del teleobjetivo que utilicemos tendremos que combinar muy bien los tres parámetros del triángulo de exposición para congelar el movimiento del animal y conseguir una foto nítida.
Teleobjetivos asequibles suelen tener ciertas limitaciones de apertura de diafragma. Podemos dejar el diafragma fijo en su mayor aperture pero aún así tendremos que subir mucho el valor ISO si queremos disparar a velocidades elevadas que congelen el movimiento. Hay una recomendación entre los profesionales del mundillo que dice que la velocidad de obturación debería ser el valor inverso de la distancia focal que utilizamos. Eso se complica si además utilizamos una cámara réflex con factor de recorte (las cámaras crop o DX).
Ejemplo práctico. Yo utilizo un Tamron 70-300 mm con una cámara DX cuyo factor de recorte es x1.5. Si utilizo la máxima distancia focal (300 mm) para tomar fotos de aves en vuelo y suponiendo que disparo a pulso, necesitaré una velocidad de obturación suficiente para congelar la imagen que será 1.5 x 300 = 450. Y su valor inverso entonces será 1/450. Es decir, cómo mínimo tengo que establecer una velocidad de disparo de 1/450 si quiero congelar el movimiento del sujeto. Si ya tengo fijo mi valor de diafragma mínimo a f/4 significa que tengo que subir probablemente el valor ISO a 400, 800 e incluso 1600 si las condiciones de luz natural son bajas.
Y esto es sólo el principio… imaginad si le añado al objetivo el multiplicador de focal 1.4x. Consigo más distancia focal, pero se reduce la apertura mínima de diafragma a f/5.6 y por tanto tengo que subir a velocidades de obturación cercanas a 1/1000…. suma y sigue.
En resumen: que es harto complicado congelar el movimiento de un animal con un objetivo poco luminoso y seguir manteniendo una foto expuesta correctamente.
La composición, la guinda del pastel
El cuarto y último grupo de factores a tener en cuenta y que convierten la fotografía desde un barco en una de las técnicas más difíciles es conseguir una buena composición. No sirve tan solo una foto nítida y bien expuesta. Tiene que contar una historia, y para ello tenemos que tener en cuenta ciertas consideraciones estéticas y plásticas. No sólo recordar las leyes básicas de la fotografía, la regla de los tercios, la del horizonte, etc, sino que nuestra foto sea atractiva.
Pensar en todas estas cuestiones y corregir a tiempo el encuadre cuando fotografías animales en movimiento no es fácil. En este caso me voy a centrar en una de los errores más fáciles de localizar y solucionar: mantener un horizonte recto. ¿Apreciáis la diferencia entre ambas fotografías? Claro, ahora todos sabemos el por qué hay «algo» en la primera foto que nos choca y que nos incomoda. Al igual que en la foto que abre este artículo, los delfines saltando, el horizonte está torcido. Eso genera la impresión de que el agua se escapa por un lateral de la imagen, de que todos los objetos se van a precipitar al vacío por ese lateral. En cambio, un horizonte recto nos da una sensación de mayor tranquilidad. Aunque tampoco es recomendable dejar la línea del horizonte justo en el centro de la imagen. Pero ¿quién podía pensar en horizontes en el momento de estas tomas? Un grupo de araos sobrevolando la superficie en círculos en busca de alimento… un espectáculo fascinante.
Por todo ello… es la foto más difícil de conseguir
por todo lo comentado, y por algunas cosas más como la humedad de la brisa marina que impregna nuestro equipo y puede afectar a nuestros objetivos, la lluvia racheada o el sol que cae a plomo… o incluso las nauseas y mareos del propio fotógrafo, la fotografía desde un barco es una de las disciplinas más difíciles. Aunque no puedo negar que en nuestro último viaje nos hemos divertido mucho. Hemos disfrutado como enanos fotografiando frailecillos y otros animales y hemos degustado los alimentos costeros más frescos.
Amig@s espero que este artículo os anime a fotografiar en aquellas situaciones más complejas y difíciles de resolver. Si habéis tenido experiencias parecidas también podéis dejar vuestros comentarios al final del post.
Saludos y feliz comienzo de semana.
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