Hola amig@s,
en Fotogario hemos cumplido por fin un sueño que nos rondaba por la cabeza desde hace varios años: fotografiar frailecillos atlánticos. Después de muchos meses preparando este viaje fotográfico por fin conocimos a esta especie tan peculiar. Ha sido toda una experiencia encontrarnos a escasos metros de sus nidos, escuchar sus extraños sonidos y constatar que a pesar de ser animales salvajes no recelan del ser humano. ¿Quieres saber más sobre este peculiar pájaro?
Para encontrar a estas aves nos desplazamos hasta la isla de Staffa, en Escocia. Esta es una de las pocas islas escocesas de origen volcánico, conocida por sus imponentes columnas de basalto. A Staffa sólo se puede llegar por medio de barcos operados por varias compañías turísticas, ya que está deshabitada y bajo la protección de de la National Trust for Scotland (NTS), una asociación sin ánimo de lucro que vigila por la conservación de monumentos y lugares de interés.
Pero esta isla volcánica no es tan solo un enclave geológico de vital importancia para conocer cómo se formó Escocia y las islas que la rodean. Staffa también es un reservorio de aves marinas. Alrededor de la isla podemos ver cormoranes, alcas, alcatraces, araos, gaviotas, charranes, etc. En sus aguas también encontramos delfines, ballenas y a un habitante muy especial, el tiburón peregrino. Y por supuesto, en los acantilados de la isla de Staffa anidan los frailecillos atlánticos, el principal protagonista de nuestro viaje.
¿Que es un frailecillo atlántico?
Así que vamos de lleno con nuestra estrella principal. ¿Qué narices es un frailecillo atlántico? Este pájaro de aspecto extraño (patas palmeadas, pico triangular muy colorido) pertenece a la familia de los álcidos, que incluye, entre otros, a las alcas y los araos.
La principal peculiaridad del frailecillo, que también sirve para identificarlo rápidamente, es su colorido pico triangular. Pero poca gente sabe que este extraño pico sólo es tan colorido y voluminoso en los meses de verano, de mayo a julio. El resto del año el pico es más pequeño y de color grisaceo.
Hábitat del frailecillo atlántico
Durante el periodo estival los frailecillos anidan en los acantilados y escarpadas costas del Atlántico Norte para aparearse y criar a sus polluelos. Con la llegada del verano y la época de apareamiento, el pico de los machos aumenta de tamaño y cambia de color, convirtiéndose en un elemento llamativo para atraer a las hembras. Y claro, vosotros os preguntaréis, ¿Por qué no se ven frailecillos con picos menos llamativos en las fotos que circulan por internet? Pues porque los frailecillos pasan 3/4 partes de su vida en las aguas del Atlántico Norte, y anidan tan solo durante la época de cría.
¿Cómo son los nidos de los frailecillos?
Los nidos son quizá lo que más llama la atención al turista (después de los picos, claro). Los frailecillos se emparejan de por vida y regresan a las mismas zonas de cría año tras año.
Utilizan el enorme pico para cavar pequeños agujeros en las laderas escarpadas y cubiertas de hierva, aunque a veces pueden reutilizar madrigueras de otros animales. Los nidos tienen un primer túnel de un metro de largo que después se expande en varias cavidades en las que pueden anidar varias parejas. Cada pareja suele poner un sólo huevo, que eclosiona tras 40 días de incubación.
Tras la incubación las crías aun pasarán varios días sobre el acantilado, ejercitando sus alas y tomando fuerzas, antes de echarse a volar.
¿De qué se alimentan los frailecillos?
Normalmente se alimentan de pequeños peces y crustáceos. La técnica de pesca es sencilla. Localizan los peces desde el aire o sumergiendo la cabeza en el agua cuando flotan sobre ella. Después pueden zambullirse y bucear durante unos segundos para atrapar a sus presas. Durante la época de cría los machos pueden traer en su pico varios peces para alimentar a sus crías. Otra forma de aprovechar ese enorme pico de loro que tienen 😉
¿Dónde se esconden los frailecillos tras la temporada estival?
Está es otra de las peculiaridades de esta especie que los hace tan misteriosos. Tras la temporada de cría los frailecillos atlánticos abandonan las costas y acantilados para adentrarse en los mares del norte. Poco se conoce de sus movimientos y sus hábitos durante el invierno, en parte por la dificultad de localizar grandes grupos posados en alta mar. Raras veces regresan a tierra en invierno.
Sensaciones e impresiones personales
Había reflexionado mucho sobre lo que experimentaría al encontrarme cara a cara con un frailecillo atlántico. ¿Qué me llamaría más la atención?, ¿Sus picos?, ¿su cómico andar con esas patas tan extrañas?
Pero lo que me causó mayor impacto fue el sónido que emiten cuando te acercas a ellos. No recelan del ser humano, pero si te acercas demasiado a sus nidos emiten una especie de ronroneo, parecido al sonido que emiten los gatos. Los entendidos en la materia dicen que los frailecillos emiten un gruñido grave, pero lo primero que pensé al escucharlos es que parecían gatos ronroneando.
Verme rodeado por varias de estas aves volando y aterrizando en el acantilado fue una experiencia inolvidable que recomiendo a cualquier persona, sobre todo si es un apasionado de la fauna salvaje y la observación de animales en libertad, como yo.
Siempre con prudencia y respetando la distancia de seguridad para estas pequeñas aves, la visita a la isla de Staffa no te dejará indiferente.
Un saludo para tod@s los lectores de Fotogario.
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