Tenía muchas ganas de observar en libertad a este ave tan desconocida. Jamas la había visto, ni en vuelo ni posada. Sabía que las posibilidades eran mínimas, no hay muchas parejas en la Península y yo tan solo contaba con 2 días y medio para encontrarla y con suerte fotografiarla. Grabar unos segundos de vídeo ya era un sueño casi inalcanzable. Pero contra todo pronóstico lo logré. Y tu ¿alguna vez has visto al hermoso quebrantahuesos en libertad?
Era un viaje que tenía en mente desde hacía varios meses, puede que años. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de los mejores lugares para avistar al quebrantahuesos. De las casi 200 parejas que hay en la Península Ibérica, la gran mayoría se encuentra en dicho parque.
Pero no sería fácil fotografiarlo. Por eso lo primero que hice fue asegurar la reserva de un hide con los amigos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). La Fundación no tiene ningún ánimo de lucro. Alquila y gestiona varios hides para fotografos. Realiza visitas guiadas por la región, etc. Con el dinero que recauda, mantiene un pequeño museo en el que además, cuida y recupera varias aves heridas. También utilizan a estas aves como parejas reproductoras para repoblar con las crías nuevos espacios del Parque Nacional.
Ya sabéis como funciona un hide, os lo conté en este artículo. El caso es que si había suerte y el quebrantahuesos decidía bajar al hide atraído por la comida, tendría unas fotos fantásticas de un hermoso animal posado a pocos metros de mi posición. Pero… no serían tan reales como ver un quebrantahuesos en pleno vuelo y en su hábitat natural.
Así que tras asegurar la reserva del hide, me dediqué por completo a visitar varios puntos del Parque Nacional. Sabía que sería difícil ver a un quebrantahuesos en libertad, pero al parecer en este viaje todos los astros se alinearon haciendo que mi suerte mejorara muchísimo.
Mi primer encuentro con un quebrantahuesos
Mi primer encuentro fue tan sorprendente como natural. Me recomendaron buscar en un remoto cañón cerca de la frontera francesa. Un lugar poco frecuentado por los turistas, que prefieren buscar la foto de la silueta de Monte Perdido, antes que perderse en un pequeño valle desconocido.
No había prácticamente nadie cuando yo llegué allí a media mañana. Y cuando estaba sacando mi cámara de la mochila una sombra enorme pasó sobre mi cabeza. Al alzar la vista pensé que era un buitre leonado, ya que la mayoría de los buitres del Parque pertenecen a esta especie… pero no. La inconfundible mancha dorada del pecho de un quebrantahuesos planeaba por encima de mi.
Fue un momento de esos mágicos. De repente y sin casi buscarlo tenía un quebrantahuesos volando por encima de mi cabeza, cruzando entre los riscos de un estrecho cañón. Me dedicó varias pasadas antes de que pudiera darme cuenta que en realidad eran dos quebrantahuesos. De hecho ni siquiera me di cuenta que había tomado la siguiente fotografía hasta que me senté por la noche a repasar todas las fotos: 2 quebrantahuesos peleando en pleno vuelo por un poco de comida.
La fragilidad del quebrantahuesos
Observar y fotografiar a estos dos especímenes de quebrantahuesos me llenó de alegría. Había sido fácil, muy fácil fotografiarlos. Quizá la especie estuviera en mucho mejor forma que lo que yo tenía entendido. Todo lo que yo había leído es que la especie había sido llevada al borde de la extinción a finales del siglo XX. También había leído mucho sobre la fragilidad de este ave, en parte debido a la especialización en su menú alimentario y en parte a su elevada sensibilidad frente a venenos utilizados por pastores y cazadores.
Y es que esta especie fue tildada en el pasado de atacar a los rebaños de ovejas y cabras y menguar las poblaciones de corzos y ciervos. Los ganaderos solían envenenar carroñas en puntos donde se concentraba el quebrantahuesos, esperando reducir su población.
Lo curioso es que si observamos con detenimiento los hábitos de alimentación del quebrantahuesos, comprenderemos que ese mito de ave depredadora y destructiva de rebaños es completamente falso. De hecho el quebrantahuesos ni siquiera se alimenta de la carne de animales muertos, como hacen otros buitres y alimoches.
El quebrantahuesos es un ave altamente especializada a la hora de alimentarse. Con el tiempo ha aprendido a comer aquello que otras aves carroñeras (buitres, milanos y alimoches) no quieren. Como su propio nombre indica, se alimenta de la médula osea de los huesos que otros carroñeros dejan tras el festín.
Ya tenemos las primeras fotos de #Quebrantahuesos en vuelo. Una auténtica preciosidad ver un ave tan majestuosa y desconocida en el resto del mundo. La única especie que se alimenta…..de huesos. (Publicado en Facebook).
Alimentarse sólo de médula osea reduce las posibilidades de encontrar alimento para este ave. Esa es una parte del problema. Otra parte del problema es que la médula osea de muchos animales puede ser portadora de graves enfermedades. ¿Recordáis el caso de las vacas locas? Alimentarse sólo de un alimento en concreto, que además puede estar contaminado hace que la especie sea más vulnerable y por lo tanto, esté menos extendida.
¿Y cómo lo vimos desde el hide?
La especialización en su alimentación puede comprobarse fácilmente desde el hide. Tras las primeras horas, los buitres leonados, alimoches y cuervos habían terminado con toda la carne de las carroñas que los amigos de FCQ habían dejado. Hay que mencionar que la fundación sólo trabaja con carnicerías de la región y se asegura de que la carne esta libre de venenos y enfermedades
Los buitres leonados terminaron con un festín en poco menos de 40 minutos. Las siguientes 3 horas las pasamos encerrados en un hide madera y contrachapado a 36ºC esperando ver aparecer la silueta del quebrantahuesos. En el suelo solo habían quedado los restos óseos de varias cabras y ovejas.
Tras una larga, muy larga espera al sol, por fin, la sombra de un solitario quebrantahuesos se dejó ver por encima de nuestras cabezas. Las primeras pasadas fueron de advertencia, muy tímidas, sin posarse siquiera. Tan solo se hacía un mapa mental de los restos y comprobaba si era seguro posarse delante de dos pequeñas casetas.
Durante 20 minutos el quebrantahuesos desapareció. Se esfumó en el aire. Supongo que se desplazó varios kilómetros esperando y calculando el riesgo de posarse frente a unos huesos frescos y desprotegidos. Al cabo de 20 minutos la sombra volvió a aparecer y el juego volvió a comenzar. Se acercaba frente a los hides, al borde de un acantilado, dejándose mecer por las corrientes de aire, cada vez mas cerca del suelo.
Y por fin se posó. Con paso tranquilo pero siempre vigilante, se posó y lo primero que hizo fue controlar los dos hides. Cuando vio que no había peligro, lanzó un breve vistazo al horizonte, controlando que no hubiera otros quebrantahuesos cerca. Por último agarró uno de los huesos que había en el suelo y echó a volar con el entre las garras.
Un fin de semana perfecto
Así es como se alimenta un quebrantahuesos. Coge los huesos con sus garras y eleva el vuelo. Se dirige a una zona rocosa y deja caier los huesos para que se rompan, se quiebren y la médula quede expuesta. Después vuelve a posarse para alimentarse de esa médula. Los jugos gástricos del estómago del quebrantahuesos son los más ácidos del mundo animal, y eso les ayuda a disolver los restos óseos de los que se alimentan.
Mereció la pena. Las horas de espera, los 36ºC al sol. Mereció la pena por conseguir todas estas fotografías y algunos segundos de vídeo que podréis ver publicados a lo largo de la semana. El quebrantahuesos, la cuarta especie de ave carroñera que podemos encontrar en la Península Ibérica y que aún nos faltaba por comentar.
Tras los buitres leonados y negros y el alimoche, encontrar a esta especie tan especial y poco conocida ha sido una maravilla. Un fin de semana en el que los astros se alinearon y la buena suerte se tornó de nuestro lado.
Si quieres tener vivir esta aventura desde un punto de vista diferente, no te pierdas el vídeo que acompaña a este viaje. Espero que lo disfrutes:
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