Hace un par de semanas recorrimos el Parque Nacional de Biebrza en busca de su habitante más esquivo: el alce europeo. Teníamos un sólo propósito en mente: escuchar el poco conocido canto nupcial de este animal, la berrea del alce. Entre nuestros proyectos secundarios, fotografiar todo aquello que nos llamara la atención en este enorme pantano europeo. ¿Quieres saber qué nos encontramos?
El Parque Nacional de Biebrza es uno de los pantanos más amplios y salvajes del centro de Europa. Ampliamente conocido por el gran número de aves estacionales que pernoctan en él, su principal habitante pasa en cambio inadvertido. Es difícil avistar un alce en otoño a pesar del gran número de individuos que se calcula que habitan en este parque, alrededor de 500.
Los alces son terriblemente tímidos. Suelen desplazarse por las zonas más inaccesibles del pantano, en busca de raices acuáticas ricas en sales minerales. No forman grandes grupos. Los machos se desplazan en solitario y las hembras suelen moverse junto con su cría. Pero es precisamente en otoño cuando su ciclo reproductivo nos brinda una oportunidad de oro para localizarlos.
¿Quién iba a pensar que los alces también berrean?
Ese es quizá el pensamiento más extendido entre los primerizos que escuchan la berrea del alce. Pero estos animales pertenecen a la familia de los cérvidos (ciervos y venados) y se comportan de la misma manera, incluido su periodo de celo y reproducción.
El periodo de celo o berrea es en realidad muy corto. Dura 3 o 4 semanas y muchas veces depende del clima. Rápidas bajadas de la temperatura al final del verano y elevada humedad en el ambiente convertiran el mes de septiembre en la época propicia para escuchar este canto.
La berrea del alce es un sonido más corto y agudo que la mas conocida berrea del ciervo. Es un sonido potente con el que el macho intenta atraer a las hembras y al mismo tiempo disuadir a otros machos de su territorio.
Lo ideal para escucharla en este parque es desplazarse antes del amanecer a una de las torretas de observación cercanas a las zonas más pantanosas. Al principio, antes de la salida del sol, sólo escucharemos ese bramido agudo a nuestro alrededor.
Con el amanecer y con un poco de suerte, podremos observar con nuestros prismáticos a los machos bramando o a las hembras acompañadas de sus crías. Y si nuestro equipo fotográfico es a prueba de distancias también lograremos alguna foto en la lejanía, antes de que los alces escapen corriendo hacia las jaras.
¿Qué otras sorpresas nos brindó el parque este año?
El año pasado nos desplazamos a Biebrza en octubre, cuando la época de celo ya había terminado. Pudimos avistar alces, pero no escuchar su peculiar berrea. También descubrimos un bosque lleno de zorros, comadrejas, conejos y otros pequeños mamíferos.
Este año en cambio acudimos en pleno septiembre al parque. Esta vez si pudimos avistar y escuchar la berrea del alce. Pero adelantar nuestro viaje un par de semanas también nos permitió fotografiar especies que ya no estaban presentes el año pasado.
Como una importante población de grulla común que aún seguía presente en la zona más interior e inaccesible del pantano y que solo pudimos avistar al amanecer cuando levantan el vuelo y se desplazan a los campos de cereal cercanos en busca de alimento.
Muchas de estas grullas volarán hacia climas más cálidos y sureños al final del mes. Algunas de ellas pasarán el invierno en la Península Ibérica y el norte de África. Tuvimos suerte de poder observarlas (y escuchar su canto al amanecer) todavía en Biebrza.
Y es que así es el parque de Biebrza. Un lugar salvaje que evoluciona en función de los ciclos estacionales y los niveles de agua del río y las zonas anegadas. Tan pronto encontraremos alces, ciervos y lobos en las zonas más boscosas como enormes bandadas de aves acuáticas chapoteando en el pantano.
Saludos.
No se encuentra sonido producido por el Alce
Hola Ana María,
No entiendo qué quieres decir con tu comentario