Hola amig@s,
me había prometido una segunda visita al Parque Nacional de Białowieża después mi primera vez y por fin he podido lograr el sueño de visitar Białowieża en invierno. Siendo un apasionado de los viajes de fotografía de naturaleza quería conocer de primera mano cómo se comportan los bisontes en condiciones extremas. ¿Quieres saber qué me econtré?
Para este viaje fotográfico planeé 3 días completos en el parque en los que me alojé en una de las casas de huéspedes que ya conocía (y donde siempre me tratan a cuerpo de rey) y descarté la idea de contratar (aunque fuera por unas horas) a un guía local. En esta ocasión quería disfrutar plenamente de la caminata por el bosque, de la búsqueda de señales y huellas de los animales y con suerte, encontrarme frente a frente con unos animales que transmiten con su sola presencia una mezcla de misticismo y magia a partes iguales.
Pensar que puedes tener la suerte de encontrarte cara a cara con un animal que nuestros ancestros inmortalizaron en las cuevas de toda Europa, y que hoy en día es el mamífero terrestre mas grande del continente es algo irrepetible, sobre todo para aquellos a los que nos gusta la naturaleza y la observación de la fauna en libertad. Aún así, encontrar a estos animales en mitad de un parque nacional sigue siendo un acto de fe y de cuestión de suerte.
Yo viajaba a Białowieża sabiendo que con algo de suerte volvería a encontrame con el bisonte europeo. Y en mi fuero interno tenía incluso otro sueño más complicado aún: con mucha, mucha, mucha suerte podría tomar fotografias de bisontes en un fondo nevado.
Visitar Białowieża en invierno es arriesgado. Una región polaca que linda con la frontera de Bielorrusia y que en invierno puede llegar a alcanzar temperaturas terroríficas (los más viejos del lugar hablan de -30ºC). Aunque la temperatura no sea tan baja, las pocas horas de luz constituyen quizá la segunda razón para descartar un viaje al parque nacional en invierno… pero claro, si te gusta la observación de fauna en libertad todas estas razones no te echarán para atrás.
Y a nosotros nos gustan los animales, así que planeamos al milímetro cada amanecer y atardecer de los 3 días que pasaríamos en Białowieża. Despertarnos a las 5:45, coger el coche, desplazarnos a varios puntos de observación, caminar, caminar, buscar, caminar, buscar, seguir caminando. Los atardeceres eran el momento perfecto para tomar fotografías panorámicas de las luces del invierno.
Este es uno de los pequeños lagos del parque donde se reunen en primavera decenas de especies de aves acuáticas. En cambio, en invierno podemos tener la suerte de observarlo congelado y poder apreciar los reflejos y las luces mortecinas del atardecer.
Pero vamos al meollo del asunto. ¿Fuimos capaces de encontrar bisontes?
La búsqueda de bisontes en invierno a través de praderas y bosques tiene ventajas y desventajas. Las desventajas las causan los rigores del clima, la baja actividad de los animales en el periodo invernal, etc. Las ventajas son que en invierno hay menos pastos para la misma cantidad de animales… con lo cual, si encontramos una zona de pastos no cubierta por la nieve ni congelada, seguramente podamos observar una gran concentración de animales en ese prado.
Aun así, seguir las huellas de estos animales a veces es complejo. Solemos pensar que «capturar» al animal mas grande del continente tiene que ser fácil, pero su capacidad de camuflarse en el bosque es asombrosa. En esta imagen quizá no se aprecie, pero entre los árboles había un grupo de 6 machos. Silenciosos, ágiles, rápidos a pesar de su tamaño… no es fácil localizarlos.
Eso si… una vez que los localizamos….
Es entoces cuando podemos aislar a los animales (fotográficamente hablando) e intentar componer con ellos lo mejor que podamos. En esta imagen vemos a un bisonte posando directamente para la cámara… en realidad en esta historia hay algo mucho más sutil. En la época invernal la comida escasea y los bisontes están más atentos y nerviosos. En este caso en concreto nos topamos con un grupo de 6 machos adultos que nos veían como competidores, intrusos, animales de su misma altura que osaban desafiarlos en su mismo territorio.
En estos momentos es cuando tenemos que saber cómo comportarnos con los animales. Hay que leer sus movimientos, su comportamiento, saber si están nerviosos o relajados con nuestra presencia.
En este caso en concreto, el sentido común nos decía que acercarse demasiado a un grupo de 6 machos adultos no era muy recomendable. Podíamos apreciar lo nerviosos que estaban los animales. Aún así creo que en este caso conseguí acercarme lo suficiente para obtener una de las mejores imágenes hasta el momento. Un macho aislado del grupo y lo suficientemente cerca de mi objetivo como para llenar el espacio vacio de la imagen. Aquí tenéis la que yo pensé que sería la mejor imagen del viaje.
Con estas imágenes ya estaba contento, ya podía volver a casa. Habíamos llegado al parque, habíamos rastreado huellas de bisontes y sin necesidad de contratar a un guía habíamos encontrado a los animales y los habíamos seguido durante varios kilómetros. Estaba eufórico, pletórico. Tras mi primer viaje fotográfico a Białowieża en verano el reto en este segundo viaje era conseguir mejores fotografías de naturaleza… reto conseguido.
Lo que no me esperaba es que las condiciones climáticas iban a empeorar al día siguiente… cumpliendo otro de mis suelos… en realidad dos de mis sueños…
Al día siguiente, al amanecer, la primera sorpresa me la llevé cuando caminando por el bosque cercano al lugar donde dejé a los bisontes el día anterior me topé con el grupo de 6 machos a unos pocos metros de distancia. Hacía frío, estaba oscuro (aún no había amanecido) y comenzaba a nevar. Mi sueño secreto de este viaje era fotografiar bisontes sobre un fondo nevado y aquí estaba, frente a 6 machos algo nerviosos y superhormonados con todo un día de nieve por delante de mi.
Mi sentido común me recomendó esta vez retrasar mi posición, ya que los animales estaban un poco alterados y lo que menos deseaba era una embestida de uno (o varios) de los animales. Es entonces cuando se cumplió mi segundo sueño: retrasé mi posición volviendo sobre mis pasos, instalé trípode y cámara y cuando levanté la vista descubrí que dos machos estaban PELEANDO.
Esta es una de las fotografías de naturaleza que todo fotógrafo quiere tomar con estos animales. Una pelea entre dos machos en libertad. El fondo nevado solo mejora la imagen. Es fantástico. Mi mente se debatía entre fotografiar el momento o simplemente observar y tratar de atesorar ese recuerdo para siempre.
Amig@s, este ha sido el relato de mi escapada fotográfica invernal al parque de Białowieża en busca del mayor mamífero terrestre del continente europeo… el bisonte, ese animal que personalmente encuentro mágico y enigmático a partes iguales.
Un saludo y feliz semana para tod@s.
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