Hola chic@s,
¿os suena la pregunta? En cualquier blog o reunión de fotógrafos, ya sean profesionales o aficionados, siempre llegamos a la misma discusión: ¿disparamos en RAW o en JPG? Disparar en RAW tiene sus desventajas, pero las ventajas superan claramente a los inconvenientes de este tipo de formato. En Fotogario siempre recomendamos disparar y almacenar en RAW, ¿quieres saber por qué?
¿Y qué es eso del RAW?
Para que nos entendamos, un archivo en formato RAW es aquel que almacena el mayor número posible de datos de la escena que fotografiamos con nuestra cámara. Las cámaras digitales almacenan la información de la escena en bits, en función del modelo, a 12 o 14 bits. Una cámara que trabaja por ejemplo a 14 bits puede llegar a almacenar más de 16.000 tonos diferentes de brillo por cada pixel.
En cambio, si configuramos nuestra cámara para que almacene las imágenes en formato JPG (8 bits), solo se guardarán 256 tonos diferentes de brillo. Es decir, cada vez que hacemos una fotografía en formato JPG estamos perdiendo UNA BARBARIDAD DE INFORMACIÓN del rango dinámico de la escena.
La cámara digital trabajará siempre a 12 o 14 bits, pero si nosotros obligamos a la cámara a transformar el formato original hasta los 8 bits del JPG la cámara tendrá que comprimir la información referente al enfoque, el brillo, la saturación, el contraste, etc. Perderemos información ANTES de revelar nuestras fotografías con cualquier software.
¿Qué datos guarda el formato RAW?
El formato RAW en realidad almacena un rango de tonalidades, de brillos, y poco más. Ni siquiera parámetros como el balance de blancos son almacenados en el formato RAW, sino que se guardan como una etiqueta adjunta al archivo. De esta manera, al abrir el archivo RAW con un software de revelado podremos decidir si nos gusta el balance de blancos que elegimos en el momento de disparar o si queremos cambiarlo. También podremos cambiar o ajustar otros parámetros como la saturación, el contraste, etc.
En cambio el formato JPG si almacena los datos y parámetros con los que se ha tomado la fotografía. Balance de blancos, saturación, brillo, contraste… si queremos cambiar en postprocesado alguno de esos datos tendremos que «destruir» parte de la información del JPG, disminuyendo la calidad de la imagen.
No nos engañemos: cualquier proceso de revelado digital es destructivo. Eso significa que perdemos información cada vez que retocamos y ajustamos en Photoshop, GIMP u otro software. ¿Qué será preferible entonces? ¿Ajustar desde un RAW con más de 16.000 datos de información y perder parte de esa información? ¿O comenzar a retocar desde un JPG con 256 datos por pixel y perder parte de ellos?
Pues cómo todo en la vida la respuesta es…. depende. Depende de la calidad que queramos en nuestra imagen final. Si vamos a enseñar nuestras fotos del viaje veraniego puede que no nos importe la calidad, pero si vamos a presentar una foto o un proyecto a un concurso… quizá nos requieran un mínimo de calidad.
Así que sin más dilación… ¿Cuáles son las ventajas de disparar en RAW?
Mayor calidad de imagen…
Ya lo hemos discutido. El archivo RAW nos permite elegir a posteriori cómo queremos revelar esa imagen. Ajustar niveles, cambiar el balance de blancos, etc. Si disparamos directamente en JPG le diremos a la cámara que interprete esos datos mediante un algoritmo desarrollado por un empleado de canon o de nikon. En cambio, con los datos «en crudo» seremos nosotros los que decidamos sobre estos parámetros.
…evitando el efecto peine
El «efecto peine» o posterización hace referencia a la perdida de calidad de la fotografía cuando trabajamos con un archivo JPG de partida. El efecto se aprecia a simple vista en el histograma de la imagen que trabajemos:
El primer histograma es el de la fotografía, tomada en RAW, según ha salido de nuestra tarjeta de memoria. El segundo histograma es el de la misma fotografía, tomada en JPG y revelada posteriormente con GIMP. Con el revelado hemos tratado de ajustar los niveles y las altas luces, pero el archivo de partida no tenía información suficiente para rellenar los niveles de brillo generados en el revelado, así que escalona esos tonos.
En RAW captamos mayor rango de tonalidades y brillos
También lo hemos mencionado, En RAW captamos información a 12 o 14 bits mientras que en JPG comprimimos la información a 8 bits. Siempre será mejor destruir información en el revelado desde 12 o 14 bits que desde 8 bits. comprimidos.
El RAW nos permite corregir la exposición de la imagen
de manera sencilla y menos destructiva que si trabajamos en JPG. Hace poco hablamos del derecheo del histograma, pero el formato RAW también nos permite corregir imágenes sobreexpuestas o quemadas.
El RAW nos permite cambiar el balance de blancos
Disparando en JPG los valores preseleccionados en la cámara como el balance de blancos se aplican automáticamente a la fotografía. Al modificar esos valores en el revelado perderemos información, o lo que es lo mismo, calidad.
En cambio, el archivo RAW nos permitirá modificar el balance de blancos sin pérdida de información. El software oficial de nuestra cámara (nikon o canon, por ejemplo) aplicará por defecto los valores del balance de blancos o los ajustes prefijados como el contraste y la saturación. Pero ese software también nos permitirá cambiar estos valores sin pérdida de calidad o información. Una fotografía puede quedar arruinada si el balance de blancos no es el correcto, y un balance de blancos creativo puede convertir una Buena foto en algo realmente impresionante, así que… ¿por qué arriesgarse a disparar en JPG?
Revelado por lotes
Por supuesto, trabajar en RAW nos permite ciertas ventajas, como la del revelado por lotes. Así, después de una sesión de fotos podemos aplicar unos ajustes de revelado sobre la primera imagen, copiarlos y aplicarlos sobre el resto de fotografías del lote. De esta forma tendremos en todas las imágenes de una misma sesión el mismo balance de blancos y los mismo ajustes de saturación, brillo y otros niveles.
¿Y las desventajas del RAW?
Disparar en RAW significa que después tendremos que revelar y editar esas fotos por ordenador y transformarlas a JPG para poder visualizarlas sin necesidad de un software específico de fotografía. Cuando sabemos cómo establecer los parámetros de la cámara en función de lo que vamos a fotografiar el revelado es sencillo: ajustar niveles (saturación, brillo y contraste) y retocar luces si es que no hemos bordado el histograma a la primera. Pero hay personas que no quieren pasar tiempo delante del ordenador (y creedme, yo soy una de ellas) así que entiendo que algunas veces este trabajo de revelado digital puede ser una desventaja.
El archivo JPG ocupa mucho menos espacio. El espacio no es un problema hoy en día, a no ser que queramos fotografiar y enviar o subir las fotos al instante. El JPG es el formato habitual de trabajo de los periodistas deportivos, por ejemplo, ya que tienen que enviar sus fotografías casi al instante. También es el major formato cuando queremos actualizar nuestras redes sociales inmediatamente.
El JPG se puede abrir con cualquier software de imagen e imprimir sin necesidad de revelado o procesado. El RAW, por el contrario, necesita de un software fotográfico especifico.
Conclusión
En este caso voy a dejar que saquéis las conclusiones vosotros mismos. La elección de disparar en RAW o en JPG puede ser sencilla para algunas personas. Desde luego, si queremos tener la mayor cantidad de información posible de la escena la decisión es clara, pero si luego no disponemos de un software capaz de interpretar y leer RAW y transformarlo a JPG no podremos disfrutar de nuestras fotos.
Creo que es más importante recalcar algo en lo que poca gente piensa: la importancia de saber «revelar» digitalmente los archivos RAW. No sirve de nada que disparemos en RAW y que tengamos el programa adecuado si luego no sabemos interpretar el histograma o no sabemos ajustar los niveles de nuestra imagen. Por eso es siempre recomendable aprender algo de revelado y postprocesado además de aprender a fotografiar. Y eso os lo dice una persona a la que no le gusta retocar sus imágenes. Yo tampoco soy un manitas que digamos en el revelado, y prefiero ajustar lo menos posible utilizando el propio software de nikon antes que meterme en un jardín de retoques que cambien por completo la foto original.
¿Para los indecisos? Las cámaras actuales siempre nos dan la opción de disparar en RAW + JPG, generando dos archivos de la misma imagen. Así tendremos todas las ventajas del RAW y la posibilidad de subir nuestros JPG al instante a las redes sociales. La desventaja: dos archivos de la misma foto ocupando espacio por el precio de uno 😉
Amig@s un saludo y hasta el próximo artículo.
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